La libertad es la fantasía de crearnos

miércoles, 13 de febrero de 2008

convertirse en una mujer de plazos


He llegado justo a tiempo.

Las escaleras del metro empezaban a bajar cuando yo las subía, las puertas se cerraban cuando yo las abría, vomitaba cuando quería comer, y me despertaba a la hora de ir a dormir, mi voz se resbalaba por mi garganta cada vez que quería hablarte y cada vez que te miraba a los ojos se cerraban.

Todo acaba en el tiempo. Ahora lo sé. No ha sido fácil, pero una vez alcanzas el plazo, la vida empieza a mostrarte su cara.

¿No son las mismas máscaras todos los días? ¿o cada día nos ponemos una distinta?

No sé.

Sólo sé que más de una vez decidí algo, luché por conseguirlo y finalmente lo conseguí o no, pero en todo caso, fuí auténtica. Pasaron plazos en el camino, y cada uno era una prueba, un fracaso o un éxito, pero siempre una renuncia a algo.

Cada acción es renuncia y decisión al mismo tiempo. Así somos en cada momento lo que decidimos y no somos a lo que renunciamos. Buscamos ser felices en este universo de papel, en las palabras que nos inventamos y en las miradas de quien está en frente.

Yo busco, tú lo sabes mejor que nadie.

Nos hemos encontrado y hemos vivido distintos plazos.

Has pedido prórrogas continuamente a tu corazón

y yo al mío.

He pasado mis plazos y tú los tuyos. Tra el último plazo, hicimos coincidir los plazos de nuevo y surgió otro distinto.

Quiero olvidar los plazos.

Es cierto que los plazos envuelven la vida en una calma o excitación constante, depende del signo de la influencia,

pero lo que yo quiero es extender un largo plazo frente a mí,

desafiarlo con inquietudes varias

y abrazarte en el camino.










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