Apenas te alcalcé para decírtelo.
Había estado maquinando muchas horas
en la sala de los pingüinos
mientras tú te hacías el tonto.
Claro-me dijiste
Y ya no supe que responder,
de todas las respuestas que imaginé, esa no estaba
en mi catálogo
Algo tenía que pensar.
Y lo hice:
conseguí abrirte los ojos un poco más y
rejuvenecerte el rostro,
te ayudé a que te encontraras con tus sombras
y las reproduje dentro de mí.
Caminamos largos pasos sobre piedras
duras
y viejas
y alcanzamos varias cimas inesperadas.
Mírate ahora
dónde estás
y dónde estoy.
Aceptaste esa propuesta,
y ahora
este trozo es lo que tenemos
Apenas me alcanzo para decírmelo.
