Al fin
llegaron los puntos suspensivos
y cayó el telón.
Fin
de un final eterno
y una superficie aún sin cicatriz.
Tengo dos puntos frente a mí y todo por descubrir;
Una coma que busca su cómo
gracias a una sonrisa cómplice
en un aula de experiencias.
Ahora miro cómo caen los sueños
cómo mis pupilas inventaron instantes
que no podían retener;
cómo la realidad es un fragmento
transparente
de un espejo
hecho trizas
incluso antes de mirar en él.
A veces creo que no es verdad,
que lo que veo no forma parte del espectáculo
en el que ensayo el papel que algún día interpretaré.
Pero no,
después me doy cuenta que
no estoy ensayando
ni que tampoco existe UNA verdad.
Sólo escenarios variados y una interpretación que dura más o menos actos.
Puedo cambiar de escenografía y de papel cuando me apetezca.
Sin embargo, no tengo el control sobre los tiempos,
ni sobre si habrá más escenas tristes, trágicas o alegres.
Pero de lo que sí tengo el poder
es de hacer
lo posible
para que cuando caiga el telón,
sólo me quede aplaudir.
Y que una sonrisa
cierre mis ojos.
