La libertad es la fantasía de crearnos

lunes, 17 de marzo de 2008

un títere de palabras


Siempre he soñado con esconderme en mis palabras. Soñaba con un refugio en el que ampararme y sentirme protegida: un medio por el que comprenderme. Como hacen los caracoles con la baba que van dejando, cuando se sienten observados y tocados, y se esconden en su caparazón, y así dejan de ver lo que han creado.

Ahora sueño con desligarme de ellas.


Quiero escribirlas y que cobren vida propia.


Esta noche voy a encerrarme en el taller y construiré un títere de palabras. Tengo una caja con todo el material necesario, desde recuerdos infantiles a las últimas palabras que me dijo el hombre al que amo. No sé muy bien por dónde empezar. Es normal al principio, se trata del bloqueo de la página en blanco. Una vea trazada la primera línea, el resto fluye solo. Crear es crecer, es acercarse a una línea, a un conocimiento, cada vez más cercano pero siempre inaccesible. Me apasionan los retos, lo imposible. Luego la caída es mayor, pero tengo a mi favor que no conozco el vértigo. Por eso acabo colgándome siempre de una cuerda y desafiando a la gravedad. Me tambaleo y me río de la muerte, de la no-vida, de la nada y del vacío. Me gusta retarme.
Retar y desafiarte con mi mirada. Soy consciente de la profundidad de mi propuesta y del miedo al precipicio. Pero siempre he creído que lo que más tememos, si por otra parte lo deseamos, es aquello que está en nosotros y no nos atrevemos a ser. Es por lo que hay que luchar y tratar de hacerlo tuyo. Pero esta es mi opinión, que como traseros, cada uno tiene el suyo. El de mi títere será de palabras sarcásticas. Sí, lo acabo de perfilar, tendrá un culo bien sarcástico. Para que cuando hablen a sus espaldas, siempre tenga una buena respuesta. Sin embargo tendrá un rostro de palabras tiernas e íntegras y unas manos de palabras cariñosas y firmes. Tendrá un edad indefinida, de hecho no tendrá edad o tendrá todos los años, será enterno como los abrazos que no te abandonan.
Cuando esté bien listo, éstate atento, porque al tener vida propia, y no sólo él, sino las palabras de las que estará construído, y que ya no formarán parte de mí, es posible que un día te lo encuentres en tu almohada o en el interior de tus zapatos, e incluso hasta puede colarse dentro de tí.
Te aviso, porque a pesar de que yo ya no tendré ninguna custodia sobre él, seguro que el material del que está hecho te contiene. Pero déjate llevar, hazte su amigo, habla con él, relájate y vive. No temas. Quizá él te comprenda. Quizá en él encuentres lo que te faltó en mí. Salta el precipicio. No tengas miedo. Salta de una vez, sin pensártelo tanto.

Lo que deseamos no se debe pensar a plazos.

Lo peor que puede hacerse es cruzar un precipio en dos saltos.











































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